No recuerdo
las veces que grité tu nombre en mitad de la nada,
tampoco las
palabras que no dejé ir cuando más lo necesitaba.
Tan solo
quedaron las lágrimas grabadas en mi recuerdo,
clavándose
lentamente en mi pecho.
Donde el
dolor se iba haciendo más extenso.
No recuerdo
las últimas palabras que dijimos,
tampoco los
besos que nos dimos.
Tan solo
habían caminos donde me quedaba a tu lado
haciendo acto
de presencia.
Haciendo de
mí tan solo un montón de mierda.
No recuerdo
haberte querido,
pero sí
recuerdo haber muerto por ti.
Porque me
enamoré de quien no debía.
O quizás el
problema fue que estaba perdida.
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