Lee
todas mis letras expuestas en este papel,
en
ella me estoy dejando la piel.
Grito
contra esta pared ovalada de mi mente,
quiero
saciarme y soltarlo todo de una vez,
pero
sé que voy a perder.
Alzo
la voz, pero no sirve de nada.
Entiendo
y no entiendo lo que digo,
por
el basto murmullo de tu silencio.
Suena
los graves agudos del viento,
quiénes
dictan saber lo que ambos sabemos.
No sé
nada,
No sabes
nada.
Esto
es todo lo que sabemos.
Es
tan incompetente este mundo,
que a
veces no sé a lo que me estoy ateniendo.
Temo
y ruego,
pero nada
parece estar en el sitio correcto.
Grito,
luego,
alzo
las manos al viento.
Procuro
intentar saber qué es a lo que le temes;
pero no
sé si yo soy esa parte de tu mente
que te
echa hacia atrás,
a quién
le temes.
No pensé
que alguien como tú
fuese
un cobarde.
Tarde
me di cuenta,
de que
yo era la única que podía salvarse.
Me
salvaré a mí misma,
no
salvaré a ningún intento de víctima.