All

jueves, 15 de octubre de 2015

Víctima

Lee todas mis letras expuestas en este papel,
en ella me estoy dejando la piel.
Grito contra esta pared ovalada de mi mente,
quiero saciarme y soltarlo todo de una vez,
pero sé que voy a perder.

Alzo la voz, pero no sirve de nada.
Entiendo y no entiendo lo que digo,
por el basto murmullo de tu silencio.

Suena los graves agudos del viento,
quiénes dictan saber lo que ambos sabemos.
No sé nada,
No sabes nada.
Esto es todo lo que sabemos.

Es tan incompetente este mundo,
que a veces no sé a lo que me estoy ateniendo.
Temo y ruego,
pero nada parece estar en el sitio correcto.

Grito, luego,
alzo las manos al viento.
Procuro intentar saber qué es a lo que le temes;
pero no sé si yo soy esa parte de tu mente
que te echa hacia atrás,
a quién le temes.

No pensé que alguien como tú
fuese un cobarde.
Tarde me di cuenta,
de que yo era la única que podía salvarse.
Me salvaré a mí misma,
no salvaré a ningún intento de víctima.

viernes, 15 de mayo de 2015

El comienzo

Lo más difícil de escribir una historia, es empezar. Lo más difícil de crear música, es la introducción. Todo es más difícil al principio, por las dudas, las preguntas sin respuesta y el pesimismo. Cuando no tienes donde agarrarte, por dónde empezar porque no hay comienzo alguno.
Queda bien claro que no todo es malo, triste o doloroso. Existen las alegrías, las risas y esos momentos que guardarías en tu corazón por siempre, pero, a la hora de la verdad, necesitas mucho más que unos simples momentos. Necesitas que te crean, que confíen en ti, que te quieran.
El amor es un chute de adrenalina, sonrisas y mariposas por todo el cuerpo. También habrá momentos de desagrado, peleas y celos, pero siguen siendo dos personas que se aman, ¿verdad? No todo está perdido. No cuando hay sentimientos de por medio.
¿Cómo puedes explicarme eso a mí, cuando estoy sola en mitad de todo esto? ¿Cómo puedo crear mi propia historia, si falta el protagonista? ¿Cómo podría saber cuánto esperar, o quién será al fin y al cabo? ¿Cómo no llorar? ¿Cómo aguantar? ¿Cómo podría poner remedio a todo esto?
Se supone, después de todo, que el comienzo es lo más difícil, ¿verdad?
Pero podría aguantar miles de comienzos si supiera adónde llegaría, si supiera que al final obtendría lo que yo pedía, lo que yo quería, pero ahora mismo... sé que lo que pido no llegará a mí. Estoy convencida. Soy la amiga que, al parecer, todo el mundo tiene. Como dicen por ahí, la "friendzone" es donde meten a gilipollas como yo, incapaz de desarrollar una relación con alguien.
Por ahí lo llevas, intenta decirme que coño es ésto porque, de verdad, no lo entiendo. Porque si, al menos, me dedicara a ir de uno en uno, mira... pero como me engancho a uno y, hala, hasta que pase un largo periodo de tiempo, sigo ahí... cómo coño lo voy a soportar.
De verdad, es que no entiendo nada.

jueves, 14 de mayo de 2015

Realidad o espejismo

Sentía el miedo recorrerme por cada vena de mi cuerpo, clavándose lentamente, raspando, hiriendo, desgarrándome la piel. No era la primera vez que sentía esa misma sensación de angustia, pánico, desdén y dolor. Ya la había sentido anteriormente, como si no fuera más que otro caso igual. Otro día más. Otro instante más.
El primer día que decidí dejarme caer, mentir y ser ella: esa chica frente a mi espejo, que tocaba cada parte de mi cuerpo, decidida a ser otra... fue el primer día de mi perdición, de la locura y de la desesperación. Ya no era yo, ya era ella; una mentira más en mi estúpida lista sin sentido.
Hubo otros días, otros días donde la sonrisa ocupaba mi cara, decidida a ser lo suficientemente real, buena y paciente con todo y todos. Decidida a ser optimista, alegre y justa.
Luego todo empezaba a torcerse, empezaba a girar y girar como solo un tornado podría. Cogiendo y tirando todo a su paso, destrozándolo con violencia, con ganas y con ansias. El dolor que causaban los demás en mí, era lo peor de todo. Era difícil no ser una mitad de cada una: de mí misma y la del espejo. Era difícil no tener esa sensibilidad que formaba parte de mí, esa amargura que también me pertenecía. Era difícil no ser benevolente como la chica del espejo, interponer antes a los demás que a mí misma.
Sencillamente era difícil no culparme por cada error que cometí, por cada fallo, por cada palabra hiriente, por la autocompasión, por el genio, por la humillación. Era difícil no culparme por cada ida, por cada venida, por cada instante de infelicidad, por cada lágrima derramada. Por cada acción que cometía.
Únicamente ya no sabía quién era yo, quién debía ser o cómo debía actuar.

jueves, 7 de mayo de 2015

Ida de olla

Hoy he descubierto algo que no sabía de mí.
Algo que siempre había sabido de mí es que era muy miedosa. No, no es ese tipo de miedo a las alturas, a las arañas… no. A los sentimientos.
Soy de esas que sabe cuándo comienza a gustarle alguien, a enamorarse, lo que sea. Lo siento, pero soy incapaz de decirlo en voz alta. Y, cuando al fin lo digo, es como si me hubiera quitado un buen peso de encima. Es como volver a respirar de nuevo.
Pero, lo que yo no sabía, es que tengo el don de autoengañarme de una forma alucinante. Vale.
A ver, esto consiste en hablar conmigo misma –estoy jodidamente loca, no es necesario decirlo de nuevo–, pensar en lo bueno y en lo malo de la situación, del momento, de la relación prácticamente inexistente. Cómo vea yo en ese momento. Entonces es cuando, mi super corazón más blando que el pan Bimbo, sale a la luz y me dan ganas de lloriquear en el suelo como una cría de cinco años. Pero –aún no he terminado– no lo he hecho. He dicho “ahora vas a imaginarte en una situación idílica con x persona, y vas a pensar en lo poco que te agrada”… No sirvió de nada, pero quedé conmigo en que estoy bajo llave, y paso a otra historia nueva.
Pero…
Pero he dicho “coño, tía, vamos a escribirlo que tú si no escribes algo te mueres”, entonces he ido directa a la libreta personal, pero no la he encontrado (solo espero que los dioses del Olimpo me amen lo suficiente como para ocultarla de los ojos de mis hermanos), así que tengo un magnífico –pero cabrón– ordenador en el que escribir. Y luego volví a pensar –que a mí me da por pensar y ¡viva la Pepa, que lujo!—: ¿Y si también lo subimos al blog público que, aunque sea público, no te lee nadie? ¡Todavía mejor!
No es que me encante hacer pública mi tendencia a enamorarme de chicos que ni les voy ni les vengo, a ver, que tampoco me encanta decir que estoy más flipada que los Encarafantasmas, pero bueno, que tampoco pasa nada. Se asume y listo.

Así que esta es la viva prueba internauta que tengo de hacerme saber que necesito un psicólogo.

Reflexión

No es la única vez que dejo de lado a mis sentimientos. Tampoco es la única vez que siempre recurro al autoengaño para no profundizar más el dolor, para no acceder a las consecuencias que las alegrías suelen traer. No saber si dar todo de ti, sabiendo que no obtendrás casi nada de él. Sabiendo, desde hace mucho, que ibas a darte de lleno con un muro.
¿Sabes cuál es ese sentimiento de fe que al principio te llena? Ese sentimiento de decir puedo, quiero y debo, pero ir avanzando, no saber qué es lo que haces mal y, al instante siguiente, acabar con un soy insuficiente, una idiota e incapaz que te nubla, que te hace sentirte inferior a cualquier persona. No podría contar dos más dos sin encontrar varios problemas. No puedes conseguir algo bueno si no peleas por ello, pero en serio… ¿cuándo me ha salido bien?
Quizás sea la inseguridad, el desdén, el sarcasmo… no lo sé, quizás solo sea yo. ¿Puede un alma perdida encontrar el camino? ¿Y si ese camino ni siquiera existe? ¿Puede solo un pirata surcar los mares sin barco? ¿Por qué alguien debería vivir una vida sin una persona al lado? ¿Por qué hacer el dolor gratuito?
Aprendí a que tus miedos no pueden vencerte, que no había un todo o nada, que podría haber miles de opciones. Que no eres un o él, que no es un ahora o nunca. Que es mucho mejor un fue que un pudo haber sido, ¿por qué nos dedicamos a ver lo peor? ¿Por qué nos empeñamos en querer lo malo para la otra persona, ver lo peor?
Juzguémonos a nosotros mismos, ¿de acuerdo? ¿Qué tengo yo que puede resultar odioso? Soy impaciente, me cabreo fácilmente, caigo siempre en la misma trampa, sarcástica, inentendible… ¿y qué tengo de bueno, después de todo? Soy todo perdón, fantasía.

Podría poner una mano en el fuego en que tengo mucho más de lo que creo.

sábado, 21 de febrero de 2015

Imagina

Esa mente inquieta
que juega con cada vela.
No sabe que quema,
no sabe que no puede detenerla.

Aquellos cacharros
que solos juegan.
Ese animal que solo espera
a que su dueño vuelva.

Grandes esperanzas,
muchas ganas
y pocos conocimientos
son el poder del desconcierto.

Ese desconcierto que nace
cuando todo aprendes de repente.
Cuando todo lo que pensabas que sería
simplemente se iría.

Imagina un mundo distinto.
Vuelve a ser un niño de nuevo.
No dejes que vuelen,
no dejes que se alejen.

Todo lo que era tuyo
volverá a serlo.
Todo lo que te está reteniendo
se irá en un pequeño momento.

viernes, 20 de febrero de 2015

Cuento de hadas

Falta ese pequeño beso.
Falta la sensación de que todo es un sueño.

Nadó a contracorriente,
como si ella fuera la única que se une al rescate.

Intentó hacerlo de nuevo,
todo desde un principio.
No hacía falta más palabras
más llantos.
y mucho menos encantos.

Amó la escritura,
adoró la lectura.
Intentó amarse a sí misma
y todo acabó con la mentira.

Vio al príncipe del magnífico cuento,
con botas, capa y sombrero.
Sus andares proclamaban al viento
lo mucho que él iba perdiendo.

Su sonrisa no deleitaba felicidad,
exageraba las comisuras de sus labios,
prologando la mentira aún más.

Él había perdido a su princesa,
a su futura reina.
Su amado reino se había hecho pedazos,
convirtiéndolo en simples relatos.

Ella se quedó sentada,
admirando la pena que en su corazón hallaba.

Solo había leído un cuento de hadas.